Control de diarreas neonatales en becerros

Las enfermedades diarreicas continúan siendo uno de los problemas más comunes de la salud de los becerros, ocasionando serios problemas en su bienestar. Una tercera parte de los becerros de una producción desarrollan algún grado de diarrea en sus primeras semanas de vida. Las pérdidas financieras resultantes de la diarrea son considerables, lo que incluye costos por tratamiento, por animales con ganancia de peso negativa y muertes. Además, se invierte mucho trabajo en el cuidado especial de los becerros enfermos.

La diarrea puede ser definida como una pérdida incrementada de agua por medio de las heces. Como con todas las condiciones clínicas complejas y multifactoriales, la incidencia y el curso de la enfermedad depende de las interacciones entre los becerros, el ambiente, la nutrición y cualquier agente infeccioso.

Fisiopatología de la diarrea en becerros

Las causas de las diarreas pueden ser clasificadas como infecciosas o no infecciosas.

Dentro de la influencia ambiental, las deficiencias en la administración inadecuada de leche y condiciones de alojamiento inadecuadas son las causas no infecciosas más importantes de las diarreas. Aunque con excelentes sistemas de manejo animal, los organismos enteropatógenos pueden infectar a los becerros debido a su sistema inmune inmaduro y su limitada energía y reserva de nutrientes.

Los becerros neonatos son altamente susceptibles a diarreas infecciosas. Virus como rotavirus y coronavirus, además de bacterias son los patógenos más importantes, y los parásitos Cryptosporidium spp. Y coccidia son también frecuentes causas de la diarrea en becerros.

Debido a su corta edad, los becerros que muestran signos de diarrea son propensos a tener enfermedades infecciosas. Los patógenos específicos comúnmente causan enfermedades en los becerros a diferentes edades.

Signos clínicos

Independientemente de la etología y patogénesis, los becerros con diarrea pierden gran cantidad de fluidos, electrolitos y agentes amortiguadores, lo que causa severos problemas de salud.

Las consecuencias de una diarrea de mayor preocupación clínica son:

Deshidratación

Una pérdida del 7% del volumen de fluido extracelular lleva a signos clínicos y una pérdida del 30% es fatal.

Acidosis

La acidosis metabólica es la reducción del pH sanguíneo. Varios factores contribuyen al desarrollo de la acidosis: la causa primaria es la pérdida de agentes amortiguadores, especialmente bicarbonato. Adicionalmente, la deshidratación causa disminución en la perfusión renal reducida, que a su vez lleva a una disminuida excreción renal de iones de hidrogeno.

Finalmente, pueden ocurrir una acidosis láctea por el incremento de producción de lactato debido a un metabolismo anaeróbico seguido de una perfusión tisular reducida.

Una acidosis tiene un efecto adverso sobre varios procesos metabólicos, afectando la actividad enzimática y el intercambio de Hidrogeno y Potasio, que resulta en hipercalemia y, a su vez, en falla cardiaca, y en casos graves en la muerte.

Disminución de electrolitos   

Debido a que el balance electrolítico es esencial para muchos procesos bioquímicos importantes, la disminución de electrolitos resulta en un desajuste metabólico severo.

Los electrolitos más importantes son los cationes positivamente cargados de sodio, magnesio y potasio, así como los aniones negativamente cargados como el bicarbonato y el cloro. En caso de diarrea, la excreción de electrolitos puede verse incrementada más de 30 veces en comparación con lo normal.

Déficit energético

Debido a su elevada tasa metabólica y su rápida tasa de crecimiento, los neonatos necesitan alimento altamente energético. En caso de diarrea en becerros, la reducida ingestión de nutrientes (anorexia), los elevados requerimientos energéticos y la mala absorción y digestión, rápidamente llevan a un balance energético negativo.

Tratamiento de la diarrea neonatal

Existen dos principios generales de terapia para la diarrea: tratar la causa y tratar los signos. Para las causas no infecciosas, lo más importantes es la eliminación de cualquier influencia ambiental negativa. En el caso de diarrea infecciosa, el patógeno causal debe ser eliminado; para combatir la diarrea viral la vacunación de las vacas puede proteger a los becerros al conferirles inmunidad pasiva.

La infección por E. coli puede ser tratada con antibióticos y la de Eimeria spp. Con toltrazuril ( Zuri-cox). Sin embargo, el uso de antibióticos para tratar diarrea clínica moderada puede no ser apropiado; el sistema inmunitario del becerro puede lidiar con un patógeno dentro de unos cuantos días de la infección y su epitelio intestinal muestra una buena capacidad de regeneración con nuevas células suficientemente resistentes a reinfecciones.

Las consideraciones terapéuticas clave al tratar diarreas son, por lo tanto, promover la rehidratación, corregir la acidosis, reemplazar los electrolitos y reservar o evitar un déficit energético.

Si la deshidratación es menor al 8% del peso del becerro, el tratamiento de elección es la terapia de fluidos con solución rehidratante oral. La terapia de fluidos parenteral se hace necesaria cuando la deshidratación al 8%, cuando el becerro se niega a beber, cuando la acidosis es grave, cuando la condición general empeora rápidamente o cuando el animal presenta un síndrome de mala absorción avanzado. La rehidratación vía parenteral también está indicada en casos de fallar una terapia oral apropiada.

Dependiendo de la severidad de la diarrea y el grado de deshidratación, un becerro deshidratado necesita hasta 12 litros por día de rehidratación oral. Con la administración de fluidos, la absorción es sólo parcial (60 – 80%). Es importante notar que el volumen fecal puede incrementarse durante la rehidratación oral, pero esto no indica una falla en el tratamiento.

La composición optima de la solución rehidratante oral debe tomar en cuenta las necesidades del animal en cuanto a la rehidratación, la amortiguación, la reposición de electrolitos y la corrección del déficit de energía. Varias reglas importantes deben ser seguidas durante la administración de la terapia con solución rehidratante oral:

  • Comenzar la terapia inmediatamente al primer signo clínico.
  • No descontinuar la administración de leche.
  • Proveer agua ad libitum.
  • Nunca diluir la leche con la solución rehidratante con base de bicarbonato.
  • Elegir una solución rehidratante oral palatable.
  • No detener la terapia antes de tiempo.
  • Los becerros con este problema son lactantes; deben ser mantenidos calientes, provistos con una cama seca y limpia y requieren de paciencia para ser motivados a beber.

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